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Principales barreras ante la transformación digital. Yunbit, un caso real.

Principales barreras ante la transformación digital. Yunbit, un caso real.

Ya os hemos hablado de la transformación digital: qué es, qué supone aplicarla en una empresa y su ecosistema, y algunos ejemplos de aplicaciones y procesos que contribuyen a ésta. Desde el punto de vista del desarrollo y soporte al cliente, ¿cuáles son las dificultades a la hora de implantarlo? ¿Cuál ha sido su evolución en el tiempo durante los últimos años?

Dificultades internas

Yunbit se constituyó en 2004, aunque parte de su equipo llevaba trabajando juntos desde un tanto más atrás. Dada nuestra dedicación a las tecnologías de la información y comunicaciones, desde el principio hemos tenido el espíritu de ser una empresa lo más digital posible. Sin embargo hemos sido testigos de una serie de cambios en la industria en general y en nuestro entorno en particular:

– Partimos de una filosofía de “hágalo usted mismo”, en que nosotros contratábamos y gestionábamos directamente todo tipo de servicios básicos como red interna, centralita telefónica, configuración de servidores, correo electrónico, etc. Dado que no pagábamos facturas asociadas a la gestión de estos servicios, se producía la ilusión de que salía muy barato; pero el tiempo que necesitábamos dedicar, y las dificultades de transmitir cada vez más conocimiento histórico y especializado según crecía y evolucionaba nuestro equipo humano, suponía un gran coste intangible. Con el paso del tiempo, hemos ido poco a poco aplicándonos la misma idea que vendemos a nuestros clientes, y cada vez más delegamos esos servicios en proveedores especializados y nos concentramos en nuestro negocio.

– En nuestros inicios apenas se oía hablar de aplicaciones ondemand, software como servicio o computación en la nube; la industria funcionaba a base de que cada empresa poseía un servidor o conjunto de servidores, muchas veces alojados físicamente en sus propias oficinas, y los proveedores de aplicaciones se encargaban de la instalación inicial y el mantenimiento. Esto hacía que los proveedores de hardware tuvieran unos volúmenes de negocio envidiables, pero trasladaba a los desarrolladores la enorme dificultad de lidiar con entornos de instalación en los que cada cliente suponía un nuevo y diferente conjunto de problemas. A veces gestionábamos nosotros la compra y mantenimiento de servidores remotos, lo que aliviaba ligeramente el problema pero seguía aumentando el coste de mantenimiento, dado el número y dispersión creciente de diferentes instalaciones del mismo producto. Sin embargo, muy desde el principio ofrecíamos la posibilidad de que la aplicación se ejecutara en servidores que proporcionábamos nosotros. Lo que al principio era una opción casi testimonial para clientes que no tenían presupuesto para la elección más habitual, ha acabado siendo el núcleo y razón de ser de nuestro negocio; con todas las ventajas que ya hemos descrito en detalle.

– Esa misma filosofía de adaptarnos al hardware y software del cliente, hizo surgir la idea de tener versiones del producto en los tres lenguajes de programación / entornos de desarrollo principales: PHP, Java y .NET. Buscar soluciones para que las versiones fueran lo más compatibles posible, pudieran compartir recursos, y los desarrolladores familizarizados con una de las versiones pudieran cambiar a la otra con poco esfuerzo, era un desafío intelectual fascinante; pero rápidamente se convirtió en algo que nos daba más trabajo y complicaciones que lo que nos aportaba a cambio. Elegimos concentrarnos en PHP, que era el que menos coste requería en cuanto al alojamiento de las aplicaciones, y con el que mejores resultados obtenía nuestro equipo de entonces; y no hemos mirado atrás. Los resultados hoy día respaldan lo acertado de aquella decisión.

Dificultades externas

Las complicaciones que encontramos de nuestra empresa hacia afuera también han ido evolucionando:

– Los inicios de lo que en su momento se llamaban aplicaciones ondemand topaban con un enorme recelo por parte de los clientes potenciales. ¿Ceder el control de mis procesos de datos a un tercero? ¿Que además está físicamente en otra localización, incluso otro país? ¿Depender al 100% de la conexión a internet de mi oficina, cuando me consta que se cae cada dos por tres? Además, ¿es legal siquiera que los datos confidenciales de mis clientes se alojen fuera de España? Poco a poco esas trabas se han ido superando. En parte por razones objetivas: la calidad de las infraestructuras de comunicaciones y los servicios asociados ha avanzado a paso de gigante, y la legislación nacional y europea ha ido poniéndose al día frente a una realidad que la había superado (en gran parte gracias a los esfuerzos “evangelizadores” de determinadas grandes multinacionales para quienes esa puesta al día suponía una significativa cuota de mercado). En cuanto a las razones más subjetivas y emocionales, podemos señalar un claro avance al que darle las gracias: la generalización de las aplicaciones ondemand para consumidor final (caso de los servicios de correo y almacenamiento de Google y Microsoft, las distintas redes sociales, o los proveedores de música y vídeo) han “educado” a los usuarios en el uso y conceptos de la computación en la nube, de forma que aplicar las mismas tecnologías y filosofías a las aplicaciones de negocio no es sino una extensión natural de lo ya conocido.

– Permitidme decir una obviedad: utilizar aplicaciones que se ejecutan dentro de un navegador de Internet, requiere saber conectarse a Internet y usar el navegador. No hace tanto tiempo que esto era un conocimiento reservado a profesionales del sector de las tecnologías, científicos del ámbito universitario y usuarios avanzados; para los trabajadores de oficina que tenían que gestionar su día a día profesional con estas aplicaciones, suponía un nivel de conocimiento significativo que los proveedores y líderes de sus empresas tendían a dar por hecho, y les causaba dificultades importantes. Un gran número de incidencias de la aplicación eran en realidad fruto de dicha falta de conocimiento. Hoy día, la ya mencionada generalización de aplicaciones de internet de consumo ha convertido a prácticamente todo el mundo en usuarios avanzados.

– Tratar de digitalizar un negocio chocaba, a veces, con usos y costumbres asentados con el tiempo basados en papel y procesos tradicionales, unidos a la natural aversión al cambio del ser humano; y a veces, con imposibilidades impuestas por la realidad. ¿De qué servía plantear la gestión digital de los impuestos o facturas, si Hacienda o los clientes y proveedores seguían exigiendo su presentación en papel? Poco a poco la realidad y la legislación han ido cogiéndole el paso a los avances tecnológicos: hoy día cada vez menos particulares, y prácticamente ninguna empresa, presenta sus impuestos si no es en forma digital, y la factura electrónica ya es una realidad en muchas empresas, y un requerimiento insalvable a la hora de ser cliente o proveedor de la Administración Pública. En este escenario la transformación digital ya no es sólo una fuente de mejora, es un imperativo de supervivencia.

Aunque aún queda mucho camino por recorrer, esta pequeña vista atrás nos da una idea de todo lo que hemos avanzado, y de las mejoras en productividad, eficiencia y calidad de vida que nos traerá el futuro próximo. Estamos muy ilusionados de formar parte de este proceso.

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